Evaluación Psicológica:
Realiza evaluaciones completas para identificar problemas emocionales, conductuales y de desarrollo en niños y adolescentes.
Utiliza entrevistas, pruebas estandarizadas, cuestionarios y observaciones clínicas para obtener un diagnóstico preciso.
Diagnóstico y Formulación de Casos:
Utiliza la información recopilada durante la evaluación para diagnosticar trastornos específicos, como trastornos del espectro autista (TEA), trastornos de ansiedad, depresión, trastornos del comportamiento, entre otros.
Formula un plan de tratamiento basado en el diagnóstico y las necesidades individuales del niño.
Terapia Infantil:
Proporciona terapia individualizada a niños y adolescentes para ayudarles a manejar problemas emocionales y conductuales.
Utiliza enfoques terapéuticos basados en la evidencia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia de juego, la terapia familiar y otras técnicas específicas para la población infantil.
Modificación de Conducta:
Desarrolla e implementa programas de modificación de conducta para abordar problemas específicos, como la conducta desafiante, la agresividad, la falta de habilidades sociales, entre otros.
Trabaja en colaboración con los padres y cuidadores para implementar estrategias efectivas en el hogar y en la escuela.
Intervención Temprana:
Trabaja con niños pequeños y sus familias para intervenir en problemas de desarrollo o conductuales desde una etapa temprana, maximizando el potencial de intervención y mejora.
Apoyo a las Familias:
Ofrece orientación y apoyo a los padres y cuidadores sobre cómo manejar los problemas de comportamiento y emocionales de sus hijos.
Proporciona estrategias efectivas de crianza y herramientas para fomentar un ambiente de apoyo y comprensión en el hogar.
En resumen, un psicólogo infantil y conductual juega un papel crucial en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de problemas emocionales y conductuales en niños y adolescentes, trabajando para mejorar su bienestar emocional y facilitar su desarrollo positivo.